Hoy, en la solemnidad de Santiago, recordamos a uno de los más cercanos a Jesús, quien junto a su hermano Juan y Pedro, formaba parte del círculo íntimo del Maestro. Su presencia constante en los Evangelios nos brinda numerosas anécdotas que ilustran su camino de fe.

En esta festividad, se destaca el episodio en el que la madre de Santiago y Juan solicita a Jesús los lugares de honor para sus hijos. La respuesta de Jesús, «No saben ustedes lo que piden», podría interpretarse como un reproche, pero en realidad es una expresión de alerta y compasión. Jesús comprendía que ellos aún no habían asimilado plenamente las exigencias de seguirle.
Tan inmersos estaban en su fervor, que cuando Jesús les pregunta: «¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?», ellos responden afirmativamente sin meditar en la profundidad de tal compromiso.
Santiago comprendió el verdadero significado de beber del cáliz del Señor durante su labor evangelizadora. Cumplir con la misión de difundir el mensaje de Cristo, vivir conforme a sus enseñanzas, ser luz en medio de las tinieblas del mundo y guiar a las almas hacia la conversión, es una tarea ardua que demanda esfuerzo, sacrificio, lágrimas e incluso, sangre. Santiago fue el primero de los Apóstoles en beber del cáliz del martirio, al entregar su vida por la causa apostólica.
Es posible que, en ocasiones, busquemos pertenecer a ciertos grupos, obtener ciertos cargos o realizar ciertas labores con el objetivo de sentirnos importantes o ejercer autoridad. Sin embargo, al celebrar a Santiago Apóstol, este Evangelio nos recuerda que «el que quiera ser grande, que sea el que sirva, el que quiera ser primero, que sea esclavo». Santiago, finalmente, comprendió este mensaje y bebió del cáliz del Señor, transformando su vida y dedicándola al servicio, a imagen del Hijo del hombre que no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida.
Hoy es un día propicio para examinar nuestras vidas, purificar nuestras intenciones y metas. Sigamos el ejemplo de Santiago, aprendamos el verdadero sentido del apostolado y vivamos con convicción el ejemplo y estilo de vida de Jesús, sin temor a entregarnos por completo.
Santiago Apóstol, ¡intercede por nosotros!