¿Con qué tiempo?

¿Con qué tiempo?

Un joven llegó un día a contarle a su superior San Juan Bosco, que lo asaltaban continuamente las tentaciones de malos pensamientos contra la pureza.

San Juan Bosco llamó a varios de los superiores y les encomendó que procuraran asignarle continuos oficios a ese muchacho. Y en adelante uno lo mandaba a hacer un dibujo, otro a atender a un enfermo, un tercero lo enviaba a hacer un mandado de urgencia. Y así todo el día.

Al cabo de un mes Don Bosco llamó al joven y le pregunto: “¿Has tenido malas tentaciones en este mes?” Y el joven contestó: “¿Con qué tiempo? Padre, he estado tan ocupado que no he tenido tiempo para que me llegaran las tentaciones”.

Por eso el santo recomendaba a sus discípulos: “Yo no les pido penitencias especiales, ni que ayunen a pan y agua o que se den azotes: la penitencia que nos hará triunfar contra los ataques del mal será dedicarnos con toda el alma a trabajar. El trabajo puede convertirse en un verdadero martirio que nos conservará puros y nos llevará a la santidad. No estemos jamás desocupados ni hagamos de mala gana o con descuido o pereza el trabajo que tenemos que hacer. Trabajemos más y seremos más castos”.