Siervas de María de las Antillas

Testimonios Aprobados

Testimonios Aprobados

Anima Anima
Diocesis: Santo Domingo, República Dominicana
Fecha: 8 de octubre de 2025

Mi hermana padece desde hace varios años artritis reumatoide, por lo que está postrada en cama. Hace unos 5 años se le presentaron cálculos biliares que le causan mucho dolor y molestias digestivas, pero su delicada condición cardíaca hacía pensar que no resistiría una intervención quirúrgica. Tuvo dos fuertes crisis y los médicos solo le ofrecen tratamientos paliativos, pues consideraban no se podía operar.
En el mes de abril su situación empeoró y fue hospitalizada. Conscientes de su gravedad y conocimiento de su antecedente clínico, comenzamos a implorar al Señor por la intercesión de la Venerable Madre Soledad Sanjurjo para que se encontrara la solución a su caso. Nos alarmó la doctora al comunicarnos que la vesícula de la enferma estaba gangrenada y era urgente la intervención quirúrgica a vida o muerte; encontraron, además, un tumor en un ovario del tamaño del puño de la mano.
Los médicos dudaban si al operarle la vesícula, podrían operar también el tumor, ya que el tiempo de anestesia tenía que ser breve por su condición. Al ver la gravedad, nos preguntaron si corríamos el riesgo de concederle el permiso de operación, a lo que accedimos al no haber otra solución. Por fin, fue intervenida quirúrgicamente.
La cirugía duró aproximadamente dos horas y la enferma toleró el procedimiento de tal forma que pudieron realizar las dos cirugías, de vesícula y quiste ovárico, a la vez. Sí se hubiera esperado un poco mes, el desenlace hubiera sido fatal. No se explicaban los médicos como pudieron hacer las dos operaciones en tan breve tiempo. Nosotros todo lo atribuimos a la intercesión de la Venerable Madre Soledad Sanjurjo Santos.

Anónimo Anonimo
Diocesis: La Habana, Cuba
Fecha: 8 de octubre de 2025

Con 41 años me detectaron tumor en el cráneo, en la parte occipital y se veía necesaria una operación.
Antes de la intervención quirúrgica estuve muy enferma con una enorme parálisis facial que deformó todo mi rostro, inestabilidad en la marcha y muchos vómitos. Los neurocirujanos me explicaron que, dadas las grandes proporciones del tumor, tenía gran riesgo de fallecer y que comprimía estructuras vecinas como la de la audición, el gusto, la marcha.
Mi esposo y yo pasamos varios meses antes de quitarme el tumor en la residencia “La inmaculada Concepción, en la Habana y la misericordia de Dios se hizo patente en cada instante de nuestras vidas, pues económicamente era para nosotros insostenible: vivimos muy lejos de la capital, no teníamos familiares y mi esposo y yo estábamos sin trabajar y la madre superiora se hizo cargo de nuestra situación; además durante nuestra larga ausencia del hogar , las Siervas de María estuvieron noche tras noche yendo a nuestra casa donde quedaron los niños, ancianos y cuñado enfermo, brindándoles apoyo, cuidado y cariño, lo que era una gran satisfacción.
Antes de ir al salón de cirugías dieron a leer y firmar el consentimiento para la operación, informándome de que podía morir, pero yo estaba segura de que: Dios me llevaría en sus manos, Jesús caminaba delante de mi y el Espíritu Santo conduciría el buen hacer de los neurocirujanos”.
Estuve más de 13 horas en la sala de operaciones, al quitar la lesión del tallo cerebral, la frecuencia cardiaca bajó varias veces a 30, por lo que hice paros cardíacos, pero se hizo el milagro que tanto habíamos pedido, todo fue un éxito.
Agradezco de forma ilimitada las oraciones de las Siervas de María, su clamor a la Madre Soledad Sanjurjo para que intercediera por mí, ante Dios nuestro Señor, intercesión que se hizo palpable, pues me encuentro muy bien.

Lourdes Andujar
Diocesis: Arecibo, Puerto Rico
Fecha: 18 de septiembre de 2025

El 17 de diciembre de 2024, mi mamá se levantó de madrugada, aproximadamente a las tres de la mañana, para ir al baño portátil en su cuarto. Al desplazarse, se resbaló, cayó al suelo y se golpeó la cabeza con la orilla de la pared. Permaneció en el suelo más de una hora sin poder levantarse y perdió mucha sangre.

Cuando logró incorporarse, no informó a nadie durante mucho tiempo. Al enterarse, mi esposo me lo comunicó a mí, su hija, y la llevó de inmediato al hospital, donde tenía una herida abierta. Allí llegué yo también, y le suturaron la herida con ocho puntos. Además, le realizaron una placa del cuello, ya que sentía bastante dolor.

Luego, la doctora me llamó aparte y me mostró la radiografía, señalando un pequeño sector del cuello. Me indicó que allí había una fractura pequeña y que debía ser evaluada por un neurocirujano. Sin embargo, en ese hospital no había neurocirujanos ni tampoco equipo para realizar un CT scan, por lo que decidieron trasladarla a otro centro. Intentaron enviarla al Hospital Centro Médico de San Juan, pero estaba lleno, y finalmente consiguieron que la aceptaran en un hospital en Moca. La trasladaron en ambulancia.

Antes de que se la llevaran, me dirigí a un cuarto aparte y pedí la intercesión de la Venerable Soledad Sanjurjo. Le dije: “Venerable Soledad Sanjurjo, si fuera posible, que cuando mi mamá llegue al otro hospital no tenga ninguna fractura en el cuello”. Aunque también comenté: “Ya lo vi con mis propios ojos; existe una fractura”.

La trasladaron en ambulancia y yo la seguí en mi auto. Al llegar, le hicieron el CT scan, y posteriormente la enfermera le dio el alta para que regresara a su casa. Al ver esto, pregunté por qué le daban de alta si ella tenía una fractura en el cuello. La enfermera me miró asombrada, llamó al doctor, y él me explicó que no había fractura. Me dijo que en el CT scan no apareció ninguna lesión y que por eso le daban de alta.

Quiero dejar constancia de que, unas dos semanas antes, había visitado a las Siervas de María en San Juan, Puerto Rico, como peregrinación. Fue allí donde conocí por primera vez a las Siervas de María, a la Venerable Soledad Sanjurjo y a su tumba. También compartí con mi mamá los afiches que me entregaron, y ella comenzó a orar pidiendo la intercesión de la Venerable Sanjurjo para aliviar sus dolores.

Para mí, esto constituye un milagro concedido por la intercesión de la Venerable Soledad Sanjurjo.

Griselle Otero Ortiz Otero Ortiz
Diocesis: Mayagüez, Puerto Rico
Fecha: 28 de agosto de 2025

Mi hijo, Jean Carlos Barros, fue operado a los 10 años de un tumor en el oído derecho. Al par de años, el tumor volvió a aparecer, aunque se suponía que no regresara. Poco tiempo después, en una cita de seguimiento, el neuro-otólogo me indicó que había reaparecido y que debía ser intervenido nuevamente, pero que en la próxima cita debía estar presente su papá para firmar y explicarle todo el procedimiento.

En ese proceso, un querido amigo nos invitó a una exposición de reliquias de Madre Soledad y nos regaló una estampilla de ella. Con mucha fe, hicimos una y otra vez la oración pidiendo su intercesión.

Cuando regresamos a la cita con el médico, este comenzó a explicarle a mi esposo el procedimiento. Al auscultar a Jean para mostrarle dónde estaba el tumor, no lo encontró. En ese momento nos dijo:
—¿Ustedes creen en los milagros? Porque, si no creen, desde ahora comiencen a creer.

Salí inmediatamente de la oficina a llamar a mi mamá, gritando:
—¡Mami, mami! ¡Por Madre Soledad se curó Jean! 🙏🏼

Siempre agradecida, porque sin ella mi Jean habría tenido que ser sometido a una operación tan riesgosa. Gracias, Dios, por obrar una gracia tan grande por medio de la oración de Madre Soledad Sanjurjo.

Zulma Marrero
Diocesis: Mayagüez, Puerto Rico
Fecha: 24 de agosto de 2025

Daniel Marrero Ortiz, mi padre, estuvo hospitalizado en intensivo muy delicado del corazón. Apenas tenía un 10% de funcionamiento y seguía disminuyendo. El médico nos advirtió que nos preparáramos para lo peor: le quedaban solo semanas de vida. Por esa razón se pidió la visita de un sacerdote. Un laico de la comunidad lo acompañó hasta su cama. Le oraron, y el sacerdote le hizo la oración de Madre Soledad. Esa noche colocamos la estampilla con la oración bajo la almohada de mi padre. Al amanecer, ocurrió lo inesperado: él se encontraba mucho mejor y la estampilla había desaparecido sin que supiéramos qué pasó con ella. Esto sucedió en marzo de 2013. Contra todo pronóstico, fue dado de alta y permaneció con nosotros nueve años más. Finalmente, partió a la Casa del Padre el 1 de junio de 2022.

Juan G. Lagoa González
Diocesis: Mayagüez, Puerto Rico
Fecha: 14 de agosto de 2025

Deseo informar que he recibido una gracia de la madre Soledad Sanjurjo que consiste en recibir la noticia de la libertad súbita de un hermano privado de libertad que esperaba por su excarcelación


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