Ser Pescadores de Hombres en el Siglo XXI

Ser Pescadores de Hombres en el Siglo XXI

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

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El pasaje del Evangelio según San Lucas 5,1-11 nos ofrece una rica fuente de reflexión sobre cómo vivir nuestra fe en la vida cotidiana, en nuestra parroquia y en los movimientos apostólicos. En este relato, Jesús se encuentra a orillas del lago de Genesaret, donde la gente se agolpa para escuchar la palabra de Dios. Aquí, Jesús invita a Simón Pedro a «remar mar adentro» y a «echar las redes para pescar».

Esta invitación de Jesús a Simón Pedro es también una invitación para todos nosotros. En nuestra vida diaria, a menudo nos encontramos «a orillas» de muchas situaciones: en el trabajo, en la familia, en la comunidad. Pero, ¿estamos dispuestos a «remar mar adentro», a adentrarnos en lo desconocido por la palabra de Dios? Al igual que Pedro, podemos tener nuestras dudas y miedos, pero es la confianza en la palabra de Jesús lo que nos lleva a una «pesca milagrosa», a experiencias que superan nuestras expectativas.

En el contexto de la parroquia, esta enseñanza nos invita a ser más que simples espectadores. No basta con asistir a la misa dominical; se nos llama a ser activos, a «echar las redes» en nuestra comunidad. Esto podría significar involucrarse en grupos parroquiales, participar en obras de caridad, o simplemente estar allí para apoyar a los demás miembros de la comunidad. La parroquia debe ser una «barca» donde todos trabajamos juntos para llevar a cabo la misión que Jesús nos ha encomendado.

En los movimientos apostólicos, la lección es similar. Se nos invita a ser «pescadores de hombres», a llevar el mensaje del Evangelio más allá de las paredes de la iglesia. Esto requiere valentía y un compromiso genuino para con la palabra de Dios. No es una tarea fácil, pero es una que trae consigo una gran recompensa, tanto en esta vida como en la eterna.

Finalmente, el pasaje concluye con Pedro, Santiago y Juan dejándolo todo para seguir a Jesús. Este es quizás el aspecto más desafiante del relato. ¿Estamos dispuestos a dejarlo todo por seguir a Jesús? Esto no significa necesariamente abandonar nuestro trabajo o nuestra familia, pero sí significa que debemos estar dispuestos a poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas.

En resumen, el pasaje de Lucas 5,1-11 nos ofrece una hoja de ruta sobre cómo vivir nuestra fe de manera activa y comprometida. Nos invita a confiar en la palabra de Dios, a ser activos en nuestra comunidad parroquial, y a llevar el mensaje del Evangelio al mundo. Al hacerlo, no solo enriquecemos nuestras propias vidas, sino que también contribuimos al bienestar espiritual de nuestra comunidad y del mundo en general.