Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,51-56):
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó y dijo: «No sabéis de que espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.»
Y se marcharon a otra aldea.

La lectura del evangelio según san Lucas nos presenta una enseñanza profunda sobre la misericordia, el juicio y la verdadera naturaleza de nuestra misión en la tierra. En este pasaje, Jesús y sus discípulos enfrentan el rechazo de una aldea samaritana. La reacción inicial de Santiago y Juan, llena de ira y deseos de venganza, contrasta fuertemente con la respuesta de Jesús, quien les recuerda que su misión no es destruir, sino salvar.
En nuestra vida diaria, es fácil dejarse llevar por las emociones y reaccionar con ira o resentimiento cuando nos sentimos rechazados o maltratados. Sin embargo, este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra verdadera naturaleza y misión. Al igual que Jesús, estamos llamados a responder con amor y comprensión, incluso ante el rechazo o la adversidad.
En el trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos, este mensaje es especialmente relevante. A menudo nos encontramos con personas que no comparten nuestras creencias o que nos critican por nuestra fe. En lugar de reaccionar con ira o defensividad, debemos recordar la enseñanza de Jesús y responder con amor y comprensión. Nuestra misión no es juzgar o condenar, sino acoger y salvar.
Este pasaje también nos recuerda la importancia de la humildad. Santiago y Juan, al querer invocar fuego del cielo, muestran una actitud de superioridad y juicio. Jesús, por otro lado, muestra humildad y comprensión. Nos enseña que no debemos considerarnos superiores a los demás, sino que debemos servir y amar a todos, independientemente de sus creencias o acciones.
En conclusión, la lectura del evangelio según san Lucas nos ofrece una valiosa lección sobre la misericordia, el juicio y nuestra verdadera misión en la tierra. Nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud ante el rechazo y la adversidad, y nos recuerda la importancia de responder con amor y comprensión. En nuestra vida diaria, en la parroquia y en los movimientos apostólicos, debemos esforzarnos por seguir el ejemplo de Jesús y vivir según su enseñanza.